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LAS MINAS DE FIGOLS 06/2012


Una vez pasada la estación de tren La Baells, el revisor manteniendo el equilibrio muy diestramente por el pasillo del vagón, se dirigió hacia nosotros. La expresión de su cara reflejaba entender nuestra situación, seguramente no éramos los primeros que veía llegar exhaustos tras varios días de viaje. El hombre, intentando ofrecernos algo de ánimo exclamó, _Bueno familia, “Finalmente acaba uno llegando a su destino”, preparaos, la próxima parada es la vuestra, Figols-Las Minas.

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Estación de Figols-Las Minas con el Castillo del Sr. Olano en la parte superior y la iglesia de la Consolació a la derecha, año 1911. Foto cedida por Xavier Tomás.


Unos minutos más tarde...

Y es que desde que salimos de Cangas de Narcea en Asturias, mis padres, mi hermana y yo, habíamos ido de un tren a otro dejándonos llevar por los acontecimientos del itinerario. En cambio, en aquel momento, una vez habíamos bajado del tren, nos quedamos al final del andén completamente desorientados, viendo marchar el tren en dirección a Guardiola de Berga como si nos hubiera abandonado. 
Pasados unos segundos mi padre fue el primero en romper aquel desánimo gritando, _Vámonos, todavía nos queda mucho por hacer, el Jefe de Estación nos indicara...

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Zona actual de lo que había sido la Estación Figols- Las Minas, con el castillo del señor Olano al fondo y la iglesia de la Consolació. En la parte superior edificios la colonia de Sant Josep y más arriba el alto de Sant Corneli. En la parte inferior la carretera C-16 junto a la gran explanada, antigua playa de vías de la Estación de tren. (foto by gaby 2012)

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Estación Figols - Las Minas en pleno auge. Fotografía de fotografía bar Pico y pala Sant Corneli.

Al mismo tiempo muy cerca de allí...

Se podría decir que por aquellas fechas, tímidamente se acercaba la primavera de 1915 con rachas interminables de lluvia que azotaban fuertemente la comarca. Aquel día sin embargo, había comenzado con un sol radiante y así se iba manteniendo, con el cielo barrido hasta el más pequeño rincón por el fuerte viento de la pasada madrugada.
Como quedaban algunos minutos para que la comida estuviera lista, el Señor José Enrique de Olano y Loyzaga tuvo el capricho de subir a la azotea de su imponente torre historicista y admirar entre sus almenas el bello paisaje que ofrecía aquel día tan claro.
Desde allí, a parte de poder ver el salvaje bosque que se extendía desde los márgenes del río Llobregat hasta las alturas, también se podían apreciar buena parte del complejo industrial creado por él, algo que complacía más al señor Olano ver, que la simple contemplación de la naturaleza. 


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Castillo del Conde de Figols, (señor Olano), recién construido a principios de siglo XX. foto cedida por Xavier Tomás.

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Castillo del Conde de Figols, (señor Olano) estado actual en 2012 - foto by gaby

Mirando la empinada ladera de la montaña por su lado norte, podía divisar una gran cantidad de edificaciones industriales situadas de forma escalonada que bajaban desde Sant Corneli hasta llegar al rio Llobregat. Comenzando por el largo plano inclinado de piedra para bajar el carbón a la estación, o las viviendas para los mineros, la estación de tren, los lavaderos de carbón, la central eléctrica y un largo etcétera donde se movían más de tres mil personas. De todo tenía un recuerdo nítido, desde que se proyectaron en dibujo sobre papel cebolla, hasta el término de su construcción a pie de obra.
_Como había cambiado todo desde aquel año 1893 cuando llegue aquí para comprar las minas a los italianos…, se decía para si el señor Olano. 


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El señor Olano junto a la Puigreig una de las primeras locomotoras Berga en la Estación de Figols-Las Minas. Al fondo el Castillo, fotografía de 1911. foto cedida por Xavier Tomás.

Y es que el Señor Olano, ingeniero de minas, nacido en Liverpool en el año 1847 y miembro de una familia vasca que formaba parte de importantes empresas navieras y metalúrgicas, consiguió modernizar totalmente la minería en la comarca de Alt Bergueda. Fue el impulsor de las colonias y de las explotaciones mineras de Sant Corneli, Sant Josep y La Consolació, con el tiempo, consiguió que llegara la línea del ferrocarril a las minas, para poder transportar el carbón a centros de venta más lejanos.
Al cabo de unos años, concretamente en 1908 llegó el reconocimiento a su trabajo cuando el rey Alfonso XIII y el presidente de España Antonio Maura, efectuaron una visita a la explotación minera, pasando la noche en su recién construida vivienda, siéndole concedido por el rey, el título de "Conde de Fígols”

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El rey Alfonso XIII en su visita a las Minas de Figols ascendiendo a Sant Corneli, le sigue, algo tapado, el Sr. Olano. Durante la estancia, el rey entro a la mina con él en una vagoneta preparada para la ocasión.  Fotografía portada del periódico ABC/Blanco y Negro, con fecha 07/11/1908.

El señor Olano nunca frenaba en sus planes de expansión, en el año 1911 crea la sociedad, "Carbones de Berga SA.”; empresa que se convertiría en poco tiempo en la más importante del sector minero de Cataluña.
Por aquellos días, para él, lo más acuciante era aprovechar el aumento de la demanda de carbón por parte de los países implicados en la Primera Guerra Mundial, lo que hacía que tuviera que incrementar el ritmo de producción. Por ese motivo había recurrido a centros mineros de España, para contratar mano de obra cualificada, que permitiera un buen rendimiento de las explotaciones.


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Acción de la empresa Carbones de Berga.

Aunque todo no quedaba en aquellos días, desde la azotea contemplaba el panorama y su cabeza ya estaba ubicando nuevos proyectos en la montaña. El siguiente paso que tenía en mente sería bajar las oficinas administrativas de Sant Corneli a la zona de la Consolació y ubicar nuevas instalaciones para ingenieros, topógrafos y geólogos, incluyendo sus viviendas, para que estuvieran mejor comunicadas con la estación de tren y su vivienda. Todavía tenía que realizar muchas cosas, entre ellas bajar a comer pues ya comenzaba a ser la hora de la comida.
El señor Olano, en la azotea, si se hubiera fijado más detenidamente en la  zona de la Estación, habría podido ver a una pequeña familia asturiana que acababa de llegar en el tren de las catorce horas, algo desorientada y con otro tipo de preocupaciones, entre las muchas, el saber cómo llegar a Sant Corneli.


Cuatro horas más tarde...

Finalmente nos ubicaron en la calle Porvenir de la colonia de Sant Corneli sita a 960 metros de altitud, en un edificio de viviendas de tres plantas con escalera exterior y gruesos muros de piedra en la fachada, que contenían entre otros, los 35 m2 que tenía nuestra vivienda. En su interior, dos habitaciones y una cocina-comedor con armario despensa, pica y fogones de cocina económica, fuera en el exterior teníamos la comuna y la carbonera que completaban la vivienda.

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Colonia de Sant Corneli a principios de siglo XX, en primer plano los edificios el Hogar del Minero en el centro, el economato a la derecha y lo que seria el Dispensario y la mina, a la izquierda. 

Mientras comenzábamos a organizar las cosas en el interior de la vivienda, no tardaron en presentarse otras familias del edificio que nos ofrecieron su apoyo y que fueron explicándonos cómo funcionaba la vida en la colonia. Mi madre envuelta entre mujeres solo hacía que recibir consejos y ánimos de que íbamos a encajar muy bien en el poblado, mientras que mi padre, que las había dejado solas en el interior, estaba en las escaleras hablando con los maridos sobre los sistemas de trabajo empleados en la mina. 
Mi hermana de doce años y yo con catorce, tampoco tuvimos excesivos problemas para integrarnos en la vida cotidiana de la colonia, pues había varios chicos y chicas de nuestra edad que habían pasado por el mismo trance que nosotros.

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Cocina económica de la vivienda tipo, en la colonia. Fotografía by gaby 2012 Museo.

Antes de que se hiciera de noche pudimos realizar con nuestros vecinos, una familia de Mequinenza, la visita general a la colonia. Lo primero que vimos fue la iglesia de Sant Corneli, testigo de muchos eventos en la colonia, junto a ella, la fuente y el lavadero, lugar de suma importancia, pues aquí, según le dijo riendo la Dolores a mi madre, se despellejaba a cualquier bicho viviente…

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Iglesia de Sant Corneli, en primer plano mujeres en el lavadero. Fotografía de principios de siglo XX.

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Iglesia de Sant Corneli, con el lavadero en primer plano techado. Fotografía by gaby 2012.

Después descendimos entre edificios muy semejantes al de nuestra vivienda, en el que la gente a sus puertas, nos miraba con gran curiosidad, hasta llegar a la Plaza de Sant Romà, el centro neurálgico de la colonia. En la plaza, se encontraba el economato, un edificio de tres plantas que contenía la tienda de alimentos, el horno de pan, la carnicería y un almacén. Junto al economato, en otro edificio estaba el Hogar del Minero, con los comedores y la biblioteca, centro recreativo de los domingos a la tarde.

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El antiguo Dispensario y el Hogar del Minero 

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El antiguo Economato, en la parte de atrás el edificio del Cine-Teatro.

Dos vistas en la Plaza Sant Romá, donde actualmente se aloja el Museo de las Minas de Cercs. Fotografías by gaby 2012

Mi madre y mi hermana se quedaron encantadas cuando vieron lo surtido que estaba el economato, y algo impresionadas cuando les explicaron que en el edificio trasero, se iba a construir el teatro de la colonia.
Mientras tanto unos cuantos metros más allá, el Antonio, el marido de la Dolores, nos señalaba a mi padre y a mi, la bocamina con su entramado de vías y vagonetas en un paisaje oscuro teñido por el polvo del carbón. En la misma plaza, se hallaban las oficinas administrativas de las colonias mineras, San Corneli, Sant Josep y Consolació; el lugar donde mi padre y yo, al día siguiente debíamos presentarnos para comenzar a trabajar.

Unos meses más tarde...

Son las cinco de la madrugada y el crudo frío de la montaña está presente en Sant Corneli transformando cualquier resquicio de humedad en cristal helado. Mi madre como cada mañana ha encendido la cocina y mientras se va calentando el agua en el caldero, prepara la comida que nos llevaremos en la fiambrera a las profundidades de la mina. Al poco tiempo, mi padre, mi hermana y yo nos levantamos con muy pocas ganas de perder el calor de la cama.


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Mineros junto a la cabeza del plano inclinado "Natalia" año 1911. foto cedida por Xavier Tomás.


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Bocamina actual cerrada de Sant Josep. Foto by gaby 2012.

Una vez tomado el té caliente, nos preparamos para salir a trabajar al día que todavía no ha comenzado, mi hermana, marchará algo más tarde pues el mes pasado tuvo suerte y la contrataron para realizar las labores de limpieza en la vivienda de la familia del Jefe de Administración.
Mi padre y yo nos ajustamos el fajín y la boina, nos colgamos el carburero, y con la fiambrera bien agarrada nos despedimos saliendo al exterior de la madrugada. El Antonio algo encogido por el frío, nos esperaba en las escaleras, para marchar juntos como cada día camino a la mina, en un trayecto que siempre realizábamos en silencio. Eran aquellos momentos en que el minero se sumerge en sus pensamientos antes de acceder a las profundidades, donde el miedo intenta apoderarse de la situación, recordando a los que dejas a fuera, en las consecuencias y en Santa Bárbara para que te siga protegiendo...

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Bocamina Sant Romá.

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Bocamina Sant Romá. Fotografía by gaby 2012

Mi madre como las otras, conocedora de aquellos peligros que tenia la mina, debía de realizar un gran esfuerzo para no deprimirse cuando marchabamos. Para ello, de una forma positiva no paraba en las tareas cotidianas de la colonia, que como decía ella  nunca escaseaban.
Ella estaba completamente integrada en la vida cotidiana de la colonia, conocida como la Amelia de los de Cangas, tenía fama de prudente y trabajadora, adjetivos que eran muy convenientes poseer en el poblado. Incluso el detalle de que siempre a su manera se esforzara en hablar el catalán, hizo que mucha gente de la zona la tratara con mucho cariño. Y aunque eran tiempos de miseria, también había algún rato distraído en la vida de las mujeres de la colonia.


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Lavadero de la Colonia de Sant Corneli. Siempre se ha dicho, que si los lavaderos hablaran podrían narrar la verdadera historia de una comunidad. Fotografía by gaby 2012

Uno de esos pocos ratos era en el lavadero, allí se encontraba con otras tantas mujeres con el mismo cometido que ella, retirar el negro carbón de la ropa de los mineros, disfrutando de momentos de cháchara y risas, que de lo que allí una no se enteraba, no se enteraba en ningún otro lugar. 
Por otro lado, mi padre se había convertido en una institución en la mina, era encargat de colla y debido a su experiencia, sabía cómo nadie seguir una veta de carbón, los compañeros que dirigía, le tenían mucha confianza por lo cauto que era y el Facultativo siempre le dejaba hacer. Yo intentaba aprender el oficio a través de mi padre y aplicar las medidas de seguridad posibles como me decía, aunque en la mina siempre pululaba el miedo al grisú, el enemigo mortal de los mineros del Alt Bergueda.

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Mineros en la bocamina.

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Transporte del carbón al exterior desde el interior de la mina a base de tracción animal.

Por aquella época el arranque del carbón seguía siendo a base de la puntona, pero el transporte en el interior de la mina había mejorado, se comenzaba a aplicar el canal oscilante con motor eléctrico que desplazaba el mineral hacia las vagonetas, evitándonos el ir y venir cargados de mineral. También se estaba usando como novedad la tracción animal para el arrastre del tren de vagonetas hacia al exterior. Todo y con eso el trabajo en la mina era muy duro y peligroso.

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Interior de la mina de Sant Romá, actualmente visitable en sus primeros 500 metros de profundidad. Fotografía by gaby 2012


Unos años más tarde...

Enero de 1932.- Todo había cambiado mucho durante los últimos quince años, mi padre hacía cinco años que había tenido que abandonar la mina, pues tenía los pulmones destrozados a causa de la silicosis. Ahora con la ayuda de mi madre y respirando con gran dificultad, se ocupaba del huerto que tenían a las afueras de la colonia.
Mi hermana ya casada con el Albert, un minero de la colonia Consolació que había conocido en las fiestas de la colonia, por aquel tiempo trabajaba en la fábrica textil de hilaturas Carmen que había montado el señor Olano junto al río para las mujeres y las hijas de los mineros.
Yo seguía en la mina de Sant Romá, estaba casado con la Irene, una mujer preciosa que trabajaba con mi hermana en la empresa textil. Teníamos una hija de cuatro años que se llamaba Clara, de la cual, mi madre intentaba no separarse ni un segundo.
Las Minas de Figols también habían evolucionado, el centro neurálgico de la explotación de carbón giraba alrededor de la mina Consolació, donde se habían implantado las oficinas administrativas y técnicas, así como muchas otras edificaciones. Se decía que a la larga, en aquella mina se iba a concentrar toda la explotación.

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Oficinas administrativas de las colonia en la zona de la Consolació, estado actual 2012. Fotografía by gaby.

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Parte superior de la colonia Sant Josep, inferior colonia Consolació 2012. Foto by gaby.

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Talleres en la zona de la Consolació en 2012 foto by gaby

En nuestro trabajo en la mina, las herramientas se habían modernizado con el avance del martillo de aire comprimido, toda una revolución en la minería. También había mejorado el transporte en el interior con el uso de locomotoras diesel para transportar las vagonetas. Todos estos sistemas consiguieron un aumento de la extracción de carbón que permitió que en el año 1929 fuera creada por parte de las compañías eléctricas de Cataluña, la Central Térmica de Cercs, que se alimentaba de una gran cantidad de carbón extraído en la zona.

Representación virtual de los trabajos y medios en el interior de la mina sobre los años 30, cuando ya se aplica el martillo de aire comprimido. Foto by gaby 2012.

Pero por aquellos días las mejoras parecían que solo eran beneficiosas para el amo, se producía mucho más, pero el sueldo no subía y el trabajo seguía siendo igual de duro e igual de peligroso para el minero, el cual, estaba comenzando a cansarse de ir tras la zanahoria.
Por otro lado, todas las expectativas que tenían los mineros y que había prometido la República, fueron decepcionantes. El crac del 29 había afectado a muchas inversiones que retiraban el capital y las empresas en vez de subir salarios tenían el propósito de bajarlos realizando más despidos. De hecho, treinta personas habían sido despedidas hacia un mes y no había manera que la empresa las readmitiese. Eran días en que los mineros estaban muy alterados, cualquier chispa podía promover una explosión,  y así ocurrió.

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 Térmica de Cercs construida el año 1929, que consumía gran parte del carbón explotado en las minas. Foto by gaby 2012

Todo comenzaría a mediados de enero, la Irene había subido a casa desesperada después de trabajar doce horas en el telar, avisando de que se estaba montando una buena en la fábrica textil del Carmen. 
Por lo visto, la empresa incumplía los acuerdos firmados en el convenio laboral del sector y las mujeres junto con el sindicato, reclamaban que se llevaran a cabo, de lo contrario estaban dispuestas a dejar de trabajar. De hecho, las mujeres iban más allá, pedían que los mineros se unieran a ellas para proclamar la Huelga General Revolucionaria.
Así es como el 19 de enero de 1932 comenzó uno de los movimientos sociales más extraordinarios de la historia de la reivindicación obrera en España.

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La bandera roja y negra de la CNT amaneció ondeando en el alto de Sant Corneli, los mineros se habían reunido y organizado, decidiendo prestar ayuda a las trabajadoras textiles tomando el poder de las minas de Figols. Se instaura por primera vez en la historia, el comunismo libertario, ahora todos son los amos de sus propias decisiones, ahora la revolución triunfara en toda España, proclaman. 

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Ciertamente el movimiento se extiende como un reguero de pólvora por toda la comarca. Manresa y Berga en huelga general, las cuencas mineras del Llobregat y Cardoner se hacen dueñas de la situación, muchas colonias textiles en paro, los comités se instalan en los ayuntamientos, no hay robos, no hay víctimas ni violaciones, el dinero se anula por la utilización de vales, el consumo imprescindible es organizado según las necesidades a través del economato, por primera vez en la península se realizan unas elecciones libres, para decidir a los dirigentes de la colonia. Aunque hay una determinación generalizada, los mineros tras estudiar la situación, deciden no dejar de trabajar en la mina pues la producción es necesaria para vivir.


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Viviendas de la colonia de Sant Corneli. Foto by gaby 2012.

Pasaron unos días en los que en casa estábamos muy contrariados, por un lado las consignas nos exaltaban y arrimábamos el hombro en todo lo que podíamos, pero por el otro, el miedo a perder lo que había conseguido la familia nos invadía. Los más eufóricos decían que todo el país se iba a levantar, era cuestión de tiempo, y que con los obreros unidos, el gobierno claudicaría, pero habían otras voces que no lo tenían tan claro. 
Pasados los primeros días los mineros comenzaron a despertar de los bonitos sueños, ya algo inquietos, para averiguar como andaban las cosas por Barcelona, enviaron entre otros a Miguel Prieto un asturiano amigo de nuestra familia, en el que todos confiaban. La decepción fue inmensa, cuando estos, se encontraron que la vida en la ciudad discurría con la más absoluta normalidad. El sindicato en Barcelona no les había secundado.


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Viviendas de la colonia de Sant Corneli. Foto by gaby 2012.

El gobierno de la Republica presidido por Manuel Azaña, tras unos días de desconcierto y sorpresa por la noticia, reacciono con dureza enviando unos batallones del Ejército al mando del general Batet con el firme propósito de aplastar la rebelión.
Mientras tanto, Miguel Prieto regresó de Barcelona explicándonos a todos la situación que se había encontrado. La colonia tras discutir acaloradamente, estaba dispuesta a resistir, había rifles y dinamita, se habían construido parapetos de piedra, los más exaltados querían morir luchando. Miguel Prieto consiguió convencerlos, y se llego a la conclusión de más cordura, abandonar la insurrección y no derramar sangre, proponiéndose que los dirigentes mas comprometidos de la rebelión, huyeran a Francia. Muchos lo hicieron pero Manuel Prieto finalmente decidió quedarse para asumir las responsabilidades.
El Ejército apenas encontró oposición y el día 24 de enero llegaron a Sant Corneli, el pánico que corría por casa era tremendo, no sabíamos que hacer ni que decir, el Ejército estaba realizando interrogatorios casa por casa y cuando daba con alguien sospechoso lo encerraba como prisionero en el edificio del teatro. Fue una lotería en la que perfectamente nos podría haber tocado ser presos.

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Mineros presos en la plaza de Sant Romá en los hechos de 1932.

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Los mineros presos bajando por la montaña escoltados por la guardia civil  desde Sant Corneli  hasta la carretera donde les esperan los camiones para ir a Barcelona. 1932

Enmanillados de a tres, bajaron a los prisioneros caminando por la montaña hasta los camiones que había junto la carretera, contemplarlo fue un momento amargo, la mayoría de los presos seguían convencidos que en un par de días los compañeros del Sindicato de Barcelona les conseguirían la libertad.

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Los incidentes tuvieron una gran repercusión nacional y el gobierno de la República aplico con rigor unas penas que se discutieron mucho en las Cortes de Madrid. Finalmente fueron deportados 108 hombres, entre ellos Manuel Prieto, que desde el puerto de Barcelona embarcaron en el trasatlántico “Buenos Aires” que iba escoltado por el destructor “José Luis Díaz.” Tras una extraña travesía de casi treinta días, desembarcaron en Villa Cisneros, en plena costa del Sahara.


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La preciosa vista que hay desde Sant Corneli  en la que hoy día se divisa el río Llobregat y el embalse de La Baells, no puede engañarnos de  la  extrema dureza que debieron vivir los mineros en aquella montaña. foto by gaby 2012.


Los sucesos de las Minas de Figols han quedado en la historia como los cinco días de comunismo libertario establecido en una comunidad, o diciéndolo de otra manera más sencilla, se trato de unos trabajadores, en su mayoría analfabetos, que sintiéndose explotados, únicamente quisieron implantar el sistema social en que les hubiera gustado vivir.
FIN

No hay árbol que el viento no haya sacudido

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14 comentarios:

  1. Genial. Como siempre! Te mando un abrazo y animos desde un autobus en algún lugar cercano a la preciosa ciudad de Krakovia. Lecturas cómo esta ayudan a pasar el tiempo distraído y aprendiendo un poquito de historia...

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    1. Gracias, gracias y gracias. El único lector que tengo siempre esta ahí en el frente. Me alegro con algo de envidia de que estés pasandotelo bien por Krakow, una ciudad que me trae gratos recuerdos. Un abrazo

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  2. Creo recordar, que en el mismo complejo de las Minas de Figols, había un Cuartel de la Guardia Civil, sería posible algún tipo de fotografía del mismo?, Gracias.-

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    1. Hola Tony, Normalmente en este tipo de colonia minera, había siempre un edificio apartado que era el polvorín y un destacamento de la Guardia Civil que se encargada de custodiarlo. En esta colonia en concreto, el polvorín tuvo más de una escaramuza de maquis con la guardia civil pèro esa es otra historia.... Yo vi una fotografía en un articulo que se llamaba "cuando Figols proclamo el comunismo libertario" que esta muy bien y donde se ve la casa donde estaba la guardia civil instalada. aunque no he buscado sobre el tema. Saludos

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  3. Hola. Tu artículo es muy bueno. Enhorabuena.
    Igual me puedes ayudar. Necesito una descripción del interior y exterior de la Iglesia de Sant Corneli o un dibujo de la planta. ¿Sabes dónde puedo conseguirlo?
    Gracias por tu respuesta.
    Manel.

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    1. Muy agradecido, de verdad. Lo que buscas es algo difícil, parece mas tema de ayuntamiento.
      A mi me ayudo un trabajo de la Sociedad Catalana de Geografía de Rosa Serra, donde al final hay algunos dibujos constructivos de la colonia. Lo que si pude confirmar es las reformas que ha tenido la iglesia consultando fotografías por internet. Me hubiera gustado ayudarte, gracias.


      http://publicacions.iec.cat/repository/pdf/00000074%5C00000004.pdf

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  4. Enhorabuena por este interesantísimo artículo. Aprovecho la ocasión, además, para pedirte si podrías facilitarme los títulos de la bibliografía que has utilizado para justificar lo que has escrito. Es que estoy muy interesada en este episodio, los Fets de Fígols de 1932, y quisiera indagar más en ellos.

    Gracias de antemano y, otra vez, enhorabuena.

    Sílvia

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    1. Muchas gracias, trato de amenizar la historia sin entrar demasiado al detalle. En cuanto a la bibliográfia tengo que adjuntarla, últimamente carezco de tiempo, pero en relación a lo que hay escrito aquí, es muy sencillo encontrarla por internet. Gracias, de verdad.

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  5. Fantástico! Pasamos antes de ayer por la zona y paramos a contemplar la belleza abandonada del castillo y Carbones de Berga SA. Fabuloso haber conocido algo de la historia de este lugar.

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    1. Me alegro que lhayas descubierto una zona tan interesante como las Minas de Figols. Esto solo es, una pequeña puerta....

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  6. Estuve viviendo de niño durante dos años, a finales de los 60, en ese Cuartel de la Guardia civil y guardo un grato recuerdo de ese majestuoso paisaje y de la honradez y nobleza de los habitantes de la zona. No he vuelto desde entonces pero tengo el firme propósito de volver algún día.

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  7. Yo también estuve viviendo de niña en el Cuartel en el año 1978 y 79, yo era muy pequeña, y viví dos años también... muy buenos recuerdos.. iré este año si puedo.. saludos.

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